La dignidad de la persona es
el rasgo distintivo de los seres humanos, lo que constituye a la persona como
un fin en sí mismo, para que no sea considerada como un instrumento u objeto. Asimismo,
el libre desarrollo de la personalidad, permite la diferenciación clave entre
un ser vivo racional frente a uno irracional.
Es un hecho que la identidad
es la base y la esencia de los Derechos Humanos; estas forman una base
indestructible, la persona vale por el simple hecho de serlo,
independientemente de la nacionalidad, raza, etnia, preferencia sexual, etc.
son inherentes y no son una concesión de la comunidad política.
Estas exigencias de
dignidad, igualdad, libertad deben de ser reconocidas como cualidades positivas
en los organismos políticos nacionales e internacionales.
En México, tenemos una
reforma desde el 10 de junio de 2011, en la cual, nuestra constitución aceptó
la corriente que privilegia la designación de Derechos Humanos en el concepto
de otorgar el compromiso del orden jurídico para que sea un verdadero
reconocimiento.
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